Todos los años, durante el mes de enero, el Diablo danza junto a su tridente en el municipio de Baranoa, Atlántico. Pero en esta ocasión, este personaje es la excusa perfecta para contar la historia de la tradición escénica popular religiosa más importante de la región Caribe de Colombia. 

Andrea Valentina Villamil Goenaga
Andrea Valentina Villamil Goenaga
Periodista colombiana. Ganadora del Premio a la Excelencia Periodística 2019 de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la categoría Periodismo Universitario.

Esta no es la historia del Diablo. No es el relato de su maldad o de las injusticias que se le atribuyen, sino de la población que se divierte viendo como condena a un rey soberbio, narcisista y ególatra. 

En medio del acto, aparece con un tridente dorado que escupe fuego de sus puntas, una careta roja con ojos naranjas que saca llamas de los cabellos y unas alas negras que se mecen al compás del estruendoso sonido de su risa. 

El Diablo responde al llamado de Herodes El Grande, rey de Judea, quien yace demente en su imperial palacio. 

“¿Para qué tanto me llamas?”, le pregunta. 

“Venid, pues, apresuraos, oh Diablo sin dilación, que quiero en esta ocasión por siempre ser condenado”, le responde el rey.

El Diablo muestra su mejor cara: se ríe, hace muecas, se adueña del escenario. Es protagonista por unos breves minutos mientras enloquece a Herodes con su voz grave y burlona. Los niños le temen mientras que los grandes se divierten con sus ocurrencias.

“Ahora sí me está gustando ese, tu agradable discurso, pues el infierno dispuso hacerte fiesta en llegando”, y vuelve a reír. 

Mientras se pavonea por el escenario, mostrando su agilidad, unos cuantos fuegos artificiales son lanzados detrás del palacio. Pero esa no es la victoria del maligno frente a Herodes, sino la representación de la nula cordura del rey judío.

El Diablo no es malo. Al menos, este no. De día es carne y hueso, se convierte en papá, trabaja para conseguir con qué comer. Y solo por decencia, responde al llamado de un rey celoso para aparecer una vez al año en Baranoa, Atlántico. 

Esta no es la historia del Diablo, sino la de aquellos que lo interpretan: de los que mantienen viva la tradición de la Loa de los Santos Reyes Magos vistiéndose con los cachos del enemigo universal. 

Este evento, anteriormente llamado Festividades Patronales de los Santos Reyes Magos, es la tradición escénica popular religiosa más antigua e importante de la región Caribe colombiana. Desde el Siglo XIX, se realiza ininterrumpidamente en el municipio atlanticense, atrayendo a propios y visitantes para disfrutar de la dramatización.

Es, en efecto, la historia de los magos, esos que salieron para viaje y perdieron el camino. Ahora, los ilustres reyes deambulan por las calles de Baranoa, en búsqueda de aquel Mesías que predijeron sus escrituras. 

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Navega por los capítulos del reportaje multimedia. Aunque no es necesario leerlos en un orden establecido, desde Paranawa recomendamos iniciar por el número uno para comprender la historia a profundidad. 

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«En Baranoa sale el Diablo» es un reportaje multimedia sobre la Loa de los Santos Reyes Magos, la tradición escénica popular religiosa más importante del Caribe colombiano. El especial periodístico consta de tres capítulos y una introducción, que serán publicados en la plataforma de Paranawa.info. 

Ilustraciones realizadas por Leandra Vargas Padilla. 

La palabra Diablo se escribe con mayúscula inicial por intención del autor. Las fotografías y videos pertenecen a Paranawa.info a menos que se indique lo contrario. 

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