Polonuevo, tierra del níspero

En Polonuevo hay una cosa cierta: en casi cada casa hay un árbol de níspero. 

El énfasis en el casi es porque el estudio no tiene precisión científica, pero a simple vista es evidente la cercanía de los habitantes con la fruta. “Por ejemplo, ese que se ve allá es un palo de níspero”, dice Jerson Blanco hijo sin chistar, señalando al frondoso árbol que se esconde detrás de un aviso en la plaza del municipio. 

Esa misma acción realizó su padre, Jerson Blanco Tejeda, en años anteriores. Lo hizo para identificar que en el pueblo, ubicado a 27,5 km de la ciudad de Barranquilla, existía un común denominador que podía significar una oportunidad para el crecimiento económico del mismo. “De cada dos casas, una cuenta con un árbol de níspero”, fue la conclusión de aquel mapeo.

Y allí se le prendió la idea.

“A raíz de eso, él creó Funníspero: fundación de apoyo a la producción y comercialización de los derivados del fruto del níspero de Polonuevo”, cuenta su otro hijo Anderson. Después vino el censo, un recuento que sirvió para identificar que dentro del municipio habían familias cuya actividad económica dependía de la cosecha del níspero. 

Con la naciente institución, y la información recolectada, Blanco Tejeda inició su camino para lograr que Polonuevo tuviera una “identidad cultural” a través de dicho árbol y fruta. Así nació el Festival del Níspero.

***

Si en algo concuerdan Jerson y Anderson es que su padre es una persona muy emprendedora. “Más que todo, a él le gustan mucho los eventos culturales”, añaden. Por eso, una vez constituida la fundación, Blanco Tejeda buscó la manera de hacer que el níspero fuera a Polonuevo lo que la arepa es a Luruaco o los pasteles a Pital de Megua. 

El sábado 17 de julio del 2021 se dio la apertura del quinto Festival del Níspero de Polonuevo. La fecha coincidía con las celebraciones de los 263 años de vida municipal del pueblo, por lo que el ambiente festivo se podía palpar en el territorio atlanticense. “Este año se prendió el fogón con el níspero”, decía alegremente Anderson mientras recibía a una pareja que recién llegaba al sitio. 

Alrededor de la plaza se encontraban ubicadas las carpas donde recolectores, hacedores y emprendedores del campo se reunieron para comercializar sus productos. “Es la primera vez que el municipio está en la ruta gastronómica de Sazón Atlántico”, contaba Anderson, refiriéndose a la estrategia de reactivación económica de la Gobernación del departamento. 

De acuerdo con cifras de dicha entidad, durante el fin de semana, las ventas de los productos, tanto en el punto físico del pueblo como en el drive-thru (autoservicio) de la Plaza de la Paz en Barranquilla, beneficiaron a “120 familias de Los Pendales y Polonuevo”, teniendo en cuenta que el Festival del Níspero se realizaba en paralelo el Festival del Mango en el corregimiento del municipio de Luruaco. 

Sin embargo, era de esperarse que en años anteriores el balance fuera totalmente diferente. “Las calles estaban llenas de mesas hasta allá y llegaban personas que venían invitadas de afuera del pueblo”, recordaba Jerson Blanco hijo. El lugar también variaba: de hacerse en los alrededores de la Iglesia del municipio, la festividad se realizaba en la placita frente a la Alcaldía.

Y aunque las calles no podían volver a llenarse debido a la contingencia de la pandemia de enfermedad por coronavirus, de cierta manera la semipresencialidad le otorgó la posibilidad a los polonueveros de celebrar las efemérides de su municipio junto a su tradicional festival.

“Nosotros tenemos un cronograma de actividades. En el atril de la Iglesia hay una tarima y allí se presentarán cuenteros y bailarines de danzas folklóricas, así como grupos de millo y urbanos tipo champeta y reggaetón”, aseguró Anderson. 

DERIVADOS DEL NÍSPERO

En México, la especie de Manilkara zapota es conocida como chicozapote. En Colombia, Venezuela y República Dominicana el nombre varía a níspero como lo conocemos, aunque también se puede encontrar en países asiáticos como India, Tailandia, Malasia, Camboya, Indonesia o Bangladesh bajo la denominación de chikoo

En esencia es el árbol que otorga la misma fruta de textura chiclosa y blanda cuya dulzura es indescriptible. Su porte lo hace único al alcanzar alturas de hasta 35 metros, siendo propio de los bosques tropicales cálidos, húmedos y subhúmedos. Y a pesar de que el consumo del fruto es la razón principal por la que se cultiva, esta dista de ser la única. 

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) en México, los frutos inmaduros de esta especie “tienen cierta cantidad de látex en su interior”, por lo que pueden ser aprovechados para la realización de chicle. 

Pero en Polonuevo tenían otra idea. 

En la quinta versión del Festival del Níspero, los productos que se exhiben al ingresar a la plaza llevan por marca “Delinis”: delicias del níspero. Los visitantes podían llevar a sus casas galletas artesanales, mermeladas para untar e incluso salsa chimichurri para carnes, todo derivado de la fruta cultivada en el municipio. 

Delinis es una microempresa derivada del trabajo que Funníspero realiza con los recolectores, tumbadores y madres cabeza de hogar que quieren aprender procesos innovadores con diversas frutas. “La fundación capacita a estas personas por medio del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), basándose en la fruta del níspero, para luego producir los diferentes productos”, explica Anderson. 

 

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Una vez la capacitación culmina, estas personas pueden elaborar los alimentos y venderlos, y durante las fechas del FestiNíspero son llamadas para trabajar en la producción de los diferentes productos. Después de que el festival culmina, Delinis sigue ofreciendo sus productos. “Tenemos un negocio pequeño en la casa, producimos más que todo la galleta y la mermelada”, cuenta Anderson.

En cuando a la galleta, para la marca es difícil conservarlas así que solo maneja su venta bajo pedido: “su vida útil es de una semana”, concluye.

“LO QUE HE HECHO Y LO QUE TENGO ES GRACIAS A LA FRUTA”

En 2019, el periodista samario Roger Urieles se refería a la escasez del níspero en la capital del departamento del Magdalena. “Cada vez es más difícil encontrar un árbol de níspero en Santa Marta”, titulaba el corresponsal del periódico El Tiempo, ilustrando al lector con una fotografía de la especie mencionada. 

En Polonuevo ocurre todo lo contrario. O eso asegura Yuceth Arteta, recolector, tumbador y vendedor polonuevero con más de 25 años de experiencia en la actividad. “Aquí el níspero se vende, pero la venta es muy poquita. ¿Te digo por qué? Por lo mismo, porque aquí prácticamente en cada casa hay de a uno o dos árboles”, cuenta. 

Por eso, el destino al que Arteta le apunta es Barranquilla. “Allá uno se coloca en la zona donde uno vende níspero”, que es paradójicamente donde se encuentran la mayoría de polonueveros en la capital del departamento del Atlántico.

Durante la época de la cosecha de dicha fruta, que se lleva a cabo en los meses de diciembre, enero, febrero, marzo y abril, Yuceth carga uno de los tres camiones que diariamente se dirigen a dichos puestos de venta y luego toma el bus con destino a la ciudad. 

En ese mismo tiempo, Yuceth consigue ciruela, tamarindo, marañón, cañandonga y otros frutos para vender. Es la época en que sus ingresos son superiores al resto del año, pues la abundancia le permite conseguir más frutas para comercializar. “A veces por día de trabajo me traigo 200mil o 300 mil”, asegura. Sin embargo, no todo es perfecto para el recolector. 

Quizás es la experiencia, los años o el mismo ciclo de cosechas, pero Yuceth lo sabe. “El próximo mes que viene las cosas se ponen duras”, vaticina. Pero no es lo único que lo entristece o preocupa: “solo se acuerdan de uno en el tiempo del festival y de la cosecha”, asegura.

Sin embargo, lo entiende, pues las gestiones no se pueden realizar de la noche a la mañana. Él solo quiere un poco más de apoyo a su labor. Pese a esto, y aunque durante las malas rachas ha trabajado con empresas, Arteta no deja la venta por nada del mundo. “Lo que he hecho y lo que tengo es gracias a la fruta”, finaliza. 

 

Por eso y más, Arteta fue escogido como el homenajeado de la quinta versión del Festival del Níspero, algo que para él es motivo de regocijo. Su rostro se encontraba estampado en el afiche promocional de la festividad, y aunque atendía a las personas usando el tapabocas debido a los protocolos de bioseguridad, aún era reconocible. 

“Estoy agradecido con el señor Jerson porque me dio la oportunidad de ser el Rey del Níspero este año”, cuenta mientras atiende a varios clientes que llegan por un kilo de nísperos. Gracias a esa fruta pudo educar a su hija y sostener su casa, y aunque ha tenido tiempos difíciles, le agradece por ser una “fuente de trabajo buena”. 

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Andrea Valentina Villamil Goenaga

Andrea Valentina Villamil Goenaga

Periodista colombiana. Ganadora del Premio a la Excelencia Periodística 2019 de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la categoría Periodismo Universitario.

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